Faristol
Abajo el telón que
no hay nada para ver
—¿el escenario en ruinas
el parche del timbal
con una rajadura?
Leo o Leandro
sobre el atril
mis partituras
—sobre el atril
mis partituras
mis anteojos sobre
el piso desclavado—
y la gran araña
descolgada por
los operarios
grita “Esto es un teatro
no es una fábrica”
pero de eso se trata
de desmontar por fin
este retablo de fantasmas
y muertos vivos
n cuerpos
El dedo acusador espera
olvidado-amputado
en el marco de la puerta
sujeto por la puerta cerrada
En la intimidad del cuarto
la acción transcurre
con la intensidad habitual
los cuerpos se mezclan
y dejan huellas
un camino de baba
por paredes y techo
cristales en el piso
sangre
y una silla incrustada
a la altura del tórax
Brasil
Si dijera que
nací en Brasil
los que me conocen
se apurarían a
desmentirlo
Por eso digo
que vengo del fondo
del mar
que germiné
en el casco de un galeón
hundido hace dos siglos
que fui amado
por los ocho tentáculos
de un pulpo antropofílico
que fui devorado
por un tiburón y
que volví a nacer
pero tardíamente
con los días contados
y la mirada perdida
en un punto difuso
que ahora se acerca
ahora se aleja
Despeñadero
En la memoria guardo
apenas tres sonidos
el canto de un pájaro
sin nombre
una campana que toca
a muerto y
el mar contra las piedras
A partir de esta pequeña música
trato de reconstruir algunas voces
pero es inútil
la música me conduce al silencio
cada mañana
cada atardecer
La edad del helecho
Lo llamaron primero
a los gritos después
en un murmullo
Contestó con muecas
saltando haciendo
el tonto
Volvieron a llamarlo
con voz marcial
después glaciar
y cayó de rodillas
caminó de rodillas
rumbo al sol que se ponía
que auguraba no sé qué tormenta
qué clase de tragedia familiar
Despertó
y convocó a sus discípulos
alrededor de su cama postrera
pero sus discípulos
lo habían abandonado
y estaba preso y enfermo
en una cárcel del Perú
Despertó otra vez
y yacía tendido boca
abajo en
un claro en la selva
su cuerpo irreparable
era un cosquilleo
de hormigas
un tumulto de marabunta
asesina
la turbamulta reclamando
derechos
—derecho a no enterrar a los muertos
a poner de cabeza a todos los santos
a la vida después de la muerte